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Estamos pensando…

Por lo menos, así lo veo yo

Cada persona ve la misma situación desde su perspectiva. El problema no radica en que las miradas sean diferentes, sino en que esa diferencia no está explicitada, y en ese vacío crecen los fantasmas.

“Por lo menos, así lo veo yo”, era el veredicto con el que, en los 90, Guillermo Nimo, árbitro de fútbol, comentarista deportivo y bizarro personaje mediático, cerraba sus columnas televisivas.

La mirada de uno siempre es parcial, pero no siempre es fácil reconocerlo. Cada persona ve y juzga de acuerdo a su contexto particular, a su historia y sus intereses. Los problemas suelen ocurrir cuando creemos que las cosas “son así”, tal como nosotros las vemos, y olvidamos que los otros también tienen su punto de vista, sus mapas “ciertos” de la realidad. Veamos un ejemplo. Gabriel, en su proceso de coaching, afirma: “Mi jefe me controla todo el tiempo. Mira con lupa todo lo que hago para encontrar errores. No confía en mí. Quizás está pensando en echarme, con todos los cambios que están pasando en la empresa. No sé si me voy a poder adaptar”. Dentro del mismo proceso de acompañamiento para el cambio organizacional, también escucho a su jefe: “A mí lo que me importa es la gente. Que vengan a trabajar contentos, que estén interesados en desarrollar las habilidades que la compañía necesita, que aprendan a trabajar en equipo. Gabriel tiene mucha experiencia. Está en la empresa desde hace diez años, y eso para mí es valioso. Necesita aceitar un poco su manera de trabajar, y me preocupo por estimularlo y ayudarlo a conocer mejor las estrategias del negocio. Veo su potencial y quiero que esté preparado para sumarse al equipo multidisciplinario que estamos pensando para un nuevo proyecto”.

Cada uno ve la situación desde su perspectiva y desde lo que supone y prejuzga del otro y del contexto. Los dos creen que su percepción “es” lo que está sucediendo. El problema no radica en que las dos miradas sean diferentes, sino en que esa diferencia no está explicitada, y en ese vacío crecen la distorsión, las inferencias y los fantasmas.

Andrea Churba.