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Estamos pensando…

Liderar las emociones en tiempos de cambios

Uno de los mayores desafíos de los líderes es encausar la mirada del equipo más allá de la bruma del presente hacia la necesidad y los beneficios del cambio.

En 1982, Marshall Berman definió a la modernidad como una forma de experiencia vital en la que “todo lo sólido se desvanece en el aire”. Más de treinta años después, el movimiento sísmico no solo ha aumentado considerablemente, sino que los ciclos son cada vez más cortos. Las empresas pueden crecer, achicarse, fusionarse, comprarse, venderse, inventarse, reinventarse y desaparecer en cuestión de pocos años. Permanentemente cambian las reglas de juego de los negocios, impulsadas por las nuevas tecnologías, las preferencias de los consumidores y los cambios paradigmáticos en las maneras de trabajar.

La incertidumbre agita el terreno organizacional con emociones intensas y altamente contagiosas. Las personas sienten temor a no poder adaptarse a las nuevas expectativas, a dejar de ser consideradas aptas o necesarias para los escenarios previstos, a perder su trabajo. A esto se suma el esfuerzo extra que suelen traer aparejados los procesos de cambio y la confusión que generan los nuevos roles y las nuevas dinámicas de relación. El ambiente se carga de escepticismo, cuestionamientos, preguntas, replanteos y demandas.

El camino hacia la construcción de una nueva cultura conlleva despedirse de hábitos a los que estábamos acostumbrados y crear otros diferentes. Prevalece una sensación de mudanza, como si estuviéramos desarmando una casa y empezando a amoblar otra que va a demorar bastante tiempo en estar en condiciones habitables. En esta situación, todas las miradas se dirigen al líder, y lo que él o ella digan y muestren va a ser la guía para que las personas se dispongan a sumarse a la transformación o a resistirse a ella.

Es importante tomar conciencia de que, como líderes, somos responsables de encausar la mirada y el sentir del equipo más allá de la bruma del presente hacia la necesidad y los beneficios del cambio. Es un gran desafío, porque para liderar la atención de otros el propio foco no puede estar nublado. Hay que trabajar mucho sobre nuestros propios miedos e inseguridades. Reconocer que la tarea probablemente nos enfrente a decisiones difíciles y dolorosas, como dejar ir a algunas personas o tomar riesgos y, aun así, estar convencidos de que es el camino a seguir. Solo si nos mostramos congruentes y alineados con las nuevas propuestas vamos a poder inspirar y motivar a las personas para que nos acompañen.

Las emociones negativas distorsionan el foco y generan inferencias irracionales que agigantan los problemas, las incomodidades, los obstáculos y los peligros. Cuando un líder se deja contagiar por el temor y el pesimismo del ambiente, cuando se suma a las quejas de sus colaboradores, sin darse cuenta está alimentando la resistencia y frenando el impulso del cambio.

Otros líderes se muestran excesivamente optimistas. Son fanáticos del cambio niegan los previsibles obstáculos, empujan demasiado fuerte, andan demasiado apurados. En definitiva, son poco empáticos con los temores y las dudas de la gente y suelen agravar el malestar general.

Liderar la transición no es cosa sencilla. Hay que tener una mirada tridimensional. Por un lado, estar atentos a las propias emociones y a las de las personas, ponernos en los zapatos de los otros, entender sus pérdidas, sus puntos de vista y su renuencia a abandonar la comodidad para emprender una nueva curva de aprendizaje. Por otro, mantenerse firme en el rumbo hacia el cambio que se necesita. Sin negar la realidad ni generar falsas expectativas, para movilizar el compromiso del equipo es clave que suscitemos un ambiente de confianza y un deseo compartido de mayor bienestar a futuro. Porque el entusiasmo también se contagia.

La mirada tridimensional de quienes conducen los procesos de transformación cultural está atenta a las emociones y, al mismo tiempo, se mantiene firme hacia los cambios que, aunque en el presente puedan parecer solo esfuerzo y pérdida, a largo plazo determinen la supervivencia del sistema que lideran.

Andrea Churba  www.businesstherapy.com.ar